El origen de Biplein

¿Por qué empecé a vender cera derretida y velas?


Empecé sin saber que este camino se convertiría en una parte tan importante de mí. Todo comenzó con algo pequeño: una tarde cualquiera, una vela encendida y un aroma que llenó la habitación de una manera que no supe explicar. En ese instante entendí que los olores tienen un poder que casi nunca valoramos: pueden despertar recuerdos, sanar emociones, devolvernos la calma… incluso cuando nada más lo consigue.


Durante un tiempo, crear aromas fue mi refugio. Mezclar esencias, experimentar, fallar, volver a intentar… se convirtió en una forma de soltar lo que me pesaba y abrazar lo que me hacía bien. Era como hablar sin palabras, como poner orden dentro de mí a través de algo tan simple como una fragancia.


Un día me di cuenta de que quería compartir esa sensación con otras personas. Porque todos necesitamos un lugar donde respirar, un gesto que nos calme, un momento que nos recuerde que también merecemos cuidarnos. Y así entendí que podía transformar algo tan íntimo para mí en un detalle bonito para los demás.


Ahí nació Biplein. No nació de la prisa, ni del azar, sino de un deseo profundo: crear cosas que acompañarán. Velas y cera derretida que no solo huelan bien, sino que tengan un alma, una intención. Cada aroma lleva un mensaje, una emoción, un pedacito de lo que yo también he vivido. Y cada vez que alguien enciende uno, siento que estoy enviando un abrazo silencioso, una chispa de luz a su día.


Por eso empecé. Porque los aromas me ayudaron cuando más lo necesitaba… y ahora quiero que también ayuden, inspiren y llenen de calor los rincones de quienes confían en lo que hago.


Biplein es mi forma de decir: aquí tienes un momento para ti, cuídalo, siéntelo, disfrútalo… lo mereces.